Nunca había percibido lo bellas que se ven esas grandes palmeras desde mi ventanal, generando entre el pavimento y la estructura de mi casa un equilibrio armonioso que me hace suspirar. Cuando el viento sopla fuerte las palmeras se agitan y se rosan las unas con las otras, proporcionandosen así unas suaves caricias; en la oscuridad de la noche se tornan un poco tenebrosas y me trasladan a una película de terror; pero en el día me hacen sentir como si estuviera en el lugar más bello y exótico del planeta.
Nunca había percibido lo bellas que se ven esas grandes palmeras al frente de mi hogar, a pesar de que llevo mucho tiempo mirando desde mi ventana los pájaros y los murciélagos volar, los niños jugando en el pavimento y la gente ir y venir de un lado para otro, cambiando de apariencia, con el transcurrir de los tiempo.
Nunca había percibido lo bellas que se ven esas grandes palmeras al frente de mi hogar, ¡que ciega soy! o que ciega me ha dejado la rutina de mis días y la falta de asombro que hay por estos días.
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